La soleá, referente del cante jondo
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En nuestro recorrido por los diferentes palos del flamenco, llegamos a la soleá, considerada el cante jondo por excelencia en el género artístico. De su estructura musical  se sacan los principales rasgos de este arte y está considerado como un estilo fundamental en la conservación del compás original: combinación de un 6/8 y un ¾, siendo uno de los géneros más bailados y apreciables dentro de los tablaos flamencos de todo el mundo.

Su nombre proviene de soledad, de ahí soleá. Hay quienes indican que esta denominación hace referencia al sentimiento de este cante flamenco (canto de soledad) y quienes lo vinculan con el solear de aceitunas o tonada del soleo, aludiendo al lugar donde los gitanos aceituneros trabajan y cantaban para aliviar la jornada. 

El origen de la soleá

El origen de la soleá se encuentra en el jaleo, una combinación surgida en el siglo XIX entre la jota, el fandango y la seguiriya, cantes muy propios del sur de Andalucía. Durante este siglo, hubo una transformación musical hacia la “gitanización” que propició el surgimiento de este estilo flamenco. 

Cuanto más antiguas son la soleares, más ligero es su compás. Los jaleos, tan populares en los años del nacimiento de la soleá, así como el polo y la caña, parecen ser los antecedentes de este género, que tuvo su auge durante la época de esplendor de los antiguos cafés cantantes, de los que los tablaos son sus herederos en la actualidad.

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Estructura del palo flamenco, la soleá

La interpretación del cante por soleá lleva acompañamiento de guitarra y  palmas. Como buena parte de los palos flamencos, tiene una estructura formal que responde al siguiente modelo:

Una introducción de guitarra, acompañada por un ayeo de salida (el famoso ‘ay ay ay’ del cantante).

El cante, compuesto por varios tipos como el cante valiente y remate, acompañado de la improvisación del guitarrista recogida bajo el nombre de “falsetas”, las cuales aparecen intercaladas durante la interpretación. 

El cierre o remate final de la interpretación, dado el tiempo en el que se ejecuta, provoca un silencio que incita al público a emitir el famoso “olé”.

En cuanto a la métrica, la soleá comparte una gran similitud con las seguiriyas, con un ritmo de 3×4 y un compás de doce tiempos, los cuales se dividen en dos de seis. La estrofa está compuesta por cuatro o tres versos octosílabos y su temática evoca a sentimientos profundos y de tristeza. 

El baile por soleá

El baile de la soleá es uno de los más bonitos del flamenco. Suele ejecutarlo una bailaora en solitario y es una interpretación muy expresiva. Un momento idóneo para el lucimiento de la artista. Los movimientos de manos, de brazos, de cuerpo, los quiebros de cintura y los contoneos de caderas suelen acompañarse de zapateado y los desplantes de la bailaora durante su ejecución.

Es uno de los bailes más significativos del flamenco y muchos de sus rasgos los vemos en otros palos, como las alegrías. La escobilla es otro elemento que caracteriza a la soleá, así como el profundo sentimiento y seriedad de la artista mientras que baila. 

Origen del flamenco en Andalucía

La soleá, ¿qué tipos podemos distinguir?

Dentro de este cante jondo hay que diferenciar varios tipos. Por una parte, encontramos la soleá grande (de cuatro versos); la de cambio (para rematar y en otra tonalidad); la soleá por bulerías (armonía de soleá y compás de bulería); la soleá corta, la soleariya (soleá de melodía abreviada con el primer verso reducido a cuatro sílabas); la soleá apolá (con la que se cierra el polo, otro tipo de soleá de triana); la de preparación (para comenzar un cante  determinado); y las de zurraque (propias de los alfareros). 

La soleá ha ido estableciendo un estilo propio en cada lugar donde se ha practicado, así por ejemplo, es inevitable hablar de la soleá de Triana, tan típica de este barrio, cuna de cantaores sevillanos como El Moreno o Francisco Amaya. Haciendo referencia a los estilos de otros rincones de Andalucía, hay que hablar también de las de Cádiz y los Puertos, de Jerez, de Alcalá, de Utrera y Lebrija, de Córdoba y Marchena, entre otras.

La soleá es un palo flamenco complejo, cargado de sentimiento y considerado uno de lo más tradicionales de este género artístico. Un estilo que ha influido en otros y que forma parte de la esencia de este arte. Ver una soleá en directo es una experiencia muy aconsejable para amantes y aficionados del flamenco puro y tradicional.

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