El jaleo flamenco
flamenco en el palacio andaluz de sevilla

El jaleo flamenco, a pesar de que no tiene mucha relevancia en la actualidad, fue uno de los primero estilos de este género artístico, base de palos como las bulerías, soleás y otros muchos estilos derivados de esta.

Además, el jaleo es también una expresión asociada al flamenco. Son esos gestos y exclamaciones que acompañan al baile, al cante o la guitarra durante un show. Esos ‘oles’, ‘qué arte’ o ‘vámonos’, que se jalean durante las actuaciones de los artistas. 

Como género, el jaleo surgió en Jerez de la Frontera, allá por mediados del siglo XIX. Este estilo, muy arraigado en la cultura gitana, fue gracias a sus famosos bailes de jaleos, protagonista de los espectáculos que se celebraban en los cafés cantantes de la época, antiguos tablaos flamencos, donde los artistas desprendían su arte en el escenario. 

Con el tiempo, estos jaleos comenzaron a nombrarse en los espectáculos como bulerías o soleás, y quedando en el olvido como palo flamenco, siendo más adelante rescatado por los gitanos extremeños. Estos resucitaron los jaleos con algunas peculiaridades rítmicas llamadas “chuflas” y con las que era típico terminar el baile por alegrías.

Ya en 1930,  el poeta granadino Federico García Lorca realizó una recopilación de diferentes canciones típicas de Andalucía. Entre estas canciones encontramos una que lleva por título “Anda jaleo”, una composición popular con reminiscencias a ese estilo de aire festivo, tal y como se aprecia en el siguiente video.

Estructura del jaleo flamenco

La interpretación de este palo flamenco viene introducida por la guitarra, acompañada de las palmas que marcan el ritmo a sus artistas.  El jaleo se compone de 4 partes:

Tonalidad: con melodías características.

Estrofa: los jaleos son interpretados mediante coplas, con cierta vinculación con soleares cortas de 3 versos, impregnadas de un carácter divertido. 

Compás: lo marca la bulería, pero con aire más dócil cercano a “la jotera”.

Claves: en los jaleos, las palmas se recalcan en el primer tiempo, correspondiendo a un compás de 3×4 o bien de 3×8 dependiendo de la velocidad. 

Las bulerías son el palo festero por excelencia del flamenco.

A día de hoy, el jaleo flamenco tiene vinculación con las jotillas o el fandango e incluye esas expresiones que jalean los artistas durante una actuación, tal y como hacíamos referencia al principio de este artículo. Pero no se trata de hacer uso de estas expresiones de manera aleatoria o casual, sino que se realizan dentro de unos ritmos determinados para acompañar a la interpretación y no romper el encanto del espectáculo.  

En el baile, el jaleo flamenco se caracteriza por una serie de gestos como la escobilla, el desplante o la llamada, momentos de bullicio acompañados por los aplausos de los artistas, que imprime a la actuación momentos llenos de sentimientos que contagian al público.

Esa invitación al bullicio, en la que se anima tanto el cante, como el toque o el baile, es muy apreciada por los asistentes a un espectáculo flamenco, donde también es habitual intercalar entre un estilo y otro, instantes de “juguetillos festeros”, interpretados a capella al ritmo de las palmas.

La interpretación del jaleo flamenco, el ruido que llena la sala y las emociones que afloran, crean un ambiente mágico en un show flamenco. Para experimentarlo, lo más recomendable es asistir a un tablao flamenco, como El Palacio Andaluz. ¡Sentirás una experiencia única!

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