El lenguaje del abanico: uno de los complementos del baile flamenco

En el flamenco, cada gesto, cada paso, cada vuelta, es parte del arte que derrochan los artistas. Por eso, los complementos son también son tan importantes como el propio cante y baile. Hablamos de los zapatos de tacón, del mantoncillo, de los volantes y, por supuesto del abanico.

Saber mover el abanico es una habilidad cuyo uso en el flamenco se reserva hoy en día a la mujer, aunque en sus inicios no fue así. El primer uso documentado del flabelo (como se le conoce también) aparece en murales del antiguo Egipto, aunque su forma era diferente, constaba de un mango largo con plumas de avestruz en el extremo y era usado por esclavos y ayudantes de cámara de las clases altas. Con este “instrumento” abanicaban a sus señores a la vez que hacían alarde del poder de estos, ya que era un símbolo de los más adinerados.

Más adelante fue usado por los criados griegos y romanos, siendo estos últimos los que le dieron el nombre de flabelo (flabelum), y cuyo fin era el mismo que el antiguo Egipto, dar fresco a los señores.

Si cruzamos el charco también encontramos presencia del abanico, concretamente entre los incas y aztecas. De hecho, Moctezuma le regaló a Hernán Cortés seis abanicos de plumas.

Aunque estos datos nos sirven para conocer la versatilidad del abanico, el que vemos sobre el tablao flamenco no evoluciona de estos. El abanico plegable se desarrolló en China y Japón, en el siglo VII aproximadamente y, gracias a los diseños artísticos con los que estaban hechos, así como a sus materiales, se convirtió en un complemento de moda muy demandado.

Otra curiosidad: fueron también los orientales los primeros que introdujeron el abanico en el baile, ya que hay evidencias del uso de este complemento en danzas coreanas de hace más de 4000 años.

Más adelante, con la llegada de las rutas comerciales de los portugueses, hizo su desembarco en Europa, más o menos en el siglo XV, convirtiéndose en un complemento más de todas las mujeres españolas de la época, que combinaban con sus vestidos adornándolos de encajes, bordados e incluso el nácar o las piedras preciosas.

“Los hombres tienen las espadas, las mujeres el abanico, y el abanico es, probablemente, un arma igual de eficaz”.

Joseph Addison

Además de ser un acompañamiento y un complemento más, el abanico esconde muchos secretos, entre ellos un lenguaje que usaban, sobre todo, las mujeres, para poder comunicarse con los hombres. Del “te quiero” al “te odio”; del “tenemos que hablar” a la disculpa. Con un solo gesto podías mantener una conversación con todo aquel que supiera interpretarlo.

Poder expresar los sentimientos y pensamientos a través del abanico es todo un arte oculto. ¿Quieres saber cómo hacerlo? ¡Sigue leyendo!

Movimiento, color y un lenguaje oculto: el abanico en el flamenco

En el baile flamenco, el abanico es usado no solo como complemento visual (por su belleza y movimiento) sino que también aporta al palo flamenco y a la interpretación que la artista está haciendo sobre las tablas.

A continuación, te enseñamos 10 gestos y su significado, para que puedas sentir aún más cuando vayas a ver un baile flamenco en directo.

>> Abanicarse rápidamente: te amo con intensidad.

>> Arrojar el abanico: quiere decir: “te odio” o “adiós, se acabó”.

>> Cerrarlo despacio: este gesto significa “Sí”. También se puede expresar el “sí” apoyando el abanico sobre la mejilla derecha.

>> Cerrarlo rápido: cerrar el abanico de forma rápida y un poco airada quiere decir “No”, al igual que si lo apoyamos sobre la mejilla izquierda.

>> Pasar los dedos por las varillas: quiere decir que quiere hablar con nosotros.

>> Dar un golpe: un golpe o unos golpecitos con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.

>> A medio abrir: apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir “puedes besarme”.

>> Apoyar los labios: si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, “no me fío”.

>> Bajarlo a la altura del pecho: significa: “podemos ser amigos”. También dejarlo colgado, quiere decir “seremos amigos”.

>> Contar o abrir cierto número de varillas: indica la hora para quedar en una cita, en función del número de varillas abiertas o “tocadas”.

Estos son solo algunos de los gestos que solían usar las mujeres con el abanico. Pintores conocidos como Goya, Sorolla o Velázquez han recogido y plasmado en su arte este lenguaje oculto. Tal fue su popularización, que en el siglo XIX se creó la Real Fábrica de Abanicos, en Valencia, oficializando así el gremio de los abaniqueros.

Actualmente, la mayoría de estos talleres y sus artesanos (entre los que se encuentran el calador, pintor, pulidor o fondista) se encuentran ubicados en Aldaya (Valencia). Con variedad de colores, materiales y estilos, el abanico se ha convertido en un indispensable complemento del baile flamenco.

Una última curiosidad: si cuando vayas a ver un espectáculo flamenco la bailaora lleva un abanico, pero este es de grandes dimensiones, se le denomina “pericón”.

No te pierdas el movimiento de un abanico en directo, es ¡pura magia!

© 2024 El Palacio Andaluz. Todos los derechos reservados.