Como su propio nombre indica, las alegrías es uno de los palos más festeros del flamenco. Tiene su origen en la provincia de Cádiz, siendo uno de los géneros más antiguos, y muchos lo consideran como el estilo más importante. Pertenece a la familia de las cantiñas, cantos tradicionales de la provincia de Cádiz.
Las alegrías es uno de los bailes flamencos más antiguos de este arte y del que han bebido muchos otros estilos. Quizás el rasgo más característico sea su compás, que comparte con la soleá, aunque lo más significativo y que hace reconocible este palo, sobre todo para los menos entendidos, es el «tirititrán, trán, trán» con el que comienza el cante.
Las alegrías es un palo flamenco que se nutre de otros estilos como los panaderos, las coplas romanceadas, las seguiriyas, las rosas (otro tipo de cantiñas), los viejos fandangos de Cádiz y los jaleos. Aunque la base fundamental de las alegrías son las jotas, concretamente la navarro-aragonesa, un género que llegó a Cádiz durante la ocupación francesa.
Es por este motivo, por el que en las letras originales de este palo flamenco se hiciera alusión a la Virgen del Pilar, el río Ebro y Navarra. De este modo surgió la jota gaditana, un estilo que ha ido evolucionando hasta convertirse en las alegrías, tal y como las conocemos hoy en día.
Un ejemplo de aquellas primitivas alegrías es la interpretada por “La Niña de los Peines”, titulada “Yo le di un duro al barquero”, cuya letra dice así:
“Yo le di un duro al barquero
Por pasar el Ebro a verte.
Yo le di un duro al barquero
Los amores de Navarro,
Son caros pero son buenos”.
Ya por el siglo XIX, estas “jotas de Cádiz” comienzan a aflamencarse, acercándose a los ritmos de la soleá. Esto propicia una diferenciación del resto de palos flamencos de la época, que tendían un tono más dramático.
Cantaores como Paco Hidalgo o El Quiqui hicieron mucho por la evolución de este palo, que pasó a llamarse finalmente alegrías, por el modo al que se referían a él cuando iban a interpretarlo, como “canto alegre” y “por alegre”.
A finales del siglo XIX, fue Enrique El Mellizo, quien amolda este estilo a la forma flamenca que hoy reconocemos, señalando el camino a seguir a futuros cantaores como Romero El Tito, José Ortega ‘El Águila’, Gabriela Ortega o Macaca, entre otros. Lo que hizo fue ralentizar su ritmo para que pudiera ser cantado.
Enrique Butrón fijó la forma flamenca de este cante, mientras que Ignacio Ezpeleta introdujo el famoso “tiriti, trán, trán trán” al comienzo del mismo, expresión que lo hace reconocible de otros palos flamencos. Su compás es similar al de las soleás, aunque con una tonalidad más alegre que estas.
En cuanto a la estructura, las alegrías cuenta con cuatro versos octosílabos, que puede ir unida al juguetillo (letras que complementan los cantes por cantiñas) de tres o cuatro versos, siguiendo la estela de la seguiriya clásica, formada por copla y estribillo.
El baile por alegrías resulta ser el de mayor tradición flamenca y sirve de referencia para otros palos flamencos a la hora de poner en marcha sus propias coreografías. Está considerado como uno de los bailes flamencos más antiguos. El carácter intermitente del compás de este género lo hace inconfundible, convirtiéndolo en uno de los bailes más atractivos dentro del arte flamenco.
La estructura de este baile consiste en la salida, las llamadas, desplantes entre letras, escobilla con zapateado y un silencio de cante en el que las castañuelas toman protagonismo. Las alegrías finalizan con una salida en desplante o por bulerías en jaleos.
En este video, puedes hacerte una idea de cómo es el baile por alegrías:
La primera grabación de este palo flamenco tuvo lugar hace más de 100 años, en concreto en 1909 de la mano de Sebastián El Pena, quien define su cante como jaleo, género que deriva directamente de las históricas cantiñas gaditanas. Estaba acompañado en la guitarra por “El Hijo del Ciego” y en el baile por Juana Vargas, más conocida como “La Macarrona”.
En cuanto al campo de la guitarra flamenca, Paco de Lucía ha sido un gran referente de este género, protagonizando un antes y un después con su obra “La Barrosa”, un tema grabado en su disco “Siroco” en 1986.
En un espectáculo flamenco, las alegrías es un cante festero, que incita al baile, gracias a su ritmo rápido, alegre y bullicioso. Una invitación a disfrutar del flamenco más tradicional.
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