Andalucía, tierra de contrastes y cuna del arte flamenco, ofrece a los viajeros una experiencia única que va más allá del turismo convencional.
Las rutas flamencas permiten a los visitantes descubrir las raíces y la evolución de este arte. Desde el flamenco en Sevilla, conocida como la capital del flamenco; hasta la mística Cádiz, con sus pueblos blancos llenos de historia; cada destino ofrece una faceta diferente de este fascinante universo cultural.
Recorrer estos caminos es adentrarse en peñas flamencas, tabernas centenarias y festivales donde se respira el duende en cada nota y movimiento. Es conocer tanto a los maestros como a los jóvenes talentos que mantienen viva la llama del flamenco y seguir los pasos de aquellos que dejaron huella y marcaron hitos.
A continuación vamos a descubrir 2 rutas flamencas por sitios en los que este arte ha dejado su impronta.
Esta ruta flamenca es un recorrido por algunos de los sitios emblemáticos de la guitarra flamenca en Cádiz. Su nombre, bajañí significa guitarra en el lenguaje caló, el del pueblo gitano.
Comenzamos por Algeciras (Cádiz), la tierra natal del gran guitarrista y compositor Francisco Gustavo Sánchez, o como todos le conocen, Paco de Lucía.
Paseando por esta ciudad gaditana, podrás encontrar su casa natal (en el barrio de El Rinconcillo), una estatua en la plaza del Ayuntamiento y un conservatorio con su nombre, muestra del cariño que el pueblo le tiene a este maestro consolidado.
Tampoco puedes perderte la Sociedad de Cante Grande, en la que podrás ver numerosas fotos y detalles sobre el compositor gaditano.
Seguimos en la provincia de Cádiz y nos desplazamos hasta San Fernando un pequeño lugar lleno de arte y encanto, sobre todo por ser cuna de José Monge Cruz, mundialmente conocido como Camarón.
Uno de sus imprescindibles es la Venta de Vargas (ahora llamado Restaurante Venta de Vargas). Fundada en 1924 como la Venta Eritaña, no fue hasta 1935 cuando se la empezó a conocer con el nuevo nombre, en honor a su fundador, Juan Vargas. La fama de este lugar viene porque es considerado como el sitio en el que nació la carrera artística de Camarón, cuando con tan solo 8 años bailó ahí bajo la mirada de Manolo Caracol y la Niña de los Peines.
Como hijo predilecto de este rincón gaditano, Camarón cuenta también con su propio museo, además de estar enterrado en el cementerio de allí. Podrás ver su mausoleo, inconfundible, ya que tiene una figura del artista sobre la tumba.
De San Fernando nos vamos a Jerez de la Frontera, también en la provincia de Cádiz, una ciudad con duende por las esquinas. Aquí, el flamenco es una forma de vida y se respira en cada calle del centro histórico.
Podemos comenzar el día visitando el Centro Andaluz de Flamenco, situado en el Palacio de Pemartín, repleto de archivos sonoros, escritos y audiovisuales sobre el flamenco con un alto valor histórico. Al terminar, una paradita en el Arco de Santiago, un bar (considerado también peña) frecuentado por maestros del cante y de la guitarra, cuyas paredes pueden contar muchas historias sobre este arte.
No podemos dejar la provincia de Cádiz sin pisar Sanlúcar de Barrameda, tierra de Manolo Sanlúcar. La ruta por el toque jondo de la guitarra debe pasar sí o sí por el Conservatorio, en el que el maestro puso su empeño para poder introducir la guitarra flamenca como disciplina de estudio.
Y terminamos este recorrido por el flamenco tocado, el de la guitarra, la bajañí, con un enclave de la provincia sevillana, Morón de la Frontera, cuna de grandes tocaores.
Nos paramos a tomar una tapa de pollo frito en el bar Alemán, a la entrada del pueblo, un lugar en el se fragua el Gazpacho Andaluz y que resopla flamenco por todas su paredes: carteles de ferias y fotografías que recuerdan fiestas flamencas en tiempos pasados con Diego el Gastor y recuerdos y anécdotas contadas por sus camareros.
Triana, Utrera y Lebrija. Vamos a centrarnos en la provincia de Sevilla para hacer esta ruta por los cantes básicos, ¡aunque podríamos recorrer Andalucía entera!
Comenzamos en el barrio de Triana, uno de los sitios más emblemáticos del flamenco en Sevilla. Desde la plaza del Altozano, con el monumento “Triana al Arte Flamenco”, podemos llegar a la taberna del Tío José, un local santuario del cante y del toreo muy flamenco: cuadros con fotografías de artistas decoran las paredes, que puedes deleitarte viéndolas mientras tomas algo y escuchas de fondo el arte y duende. Además de ser un lugar de culto, podrás encontrarte con algunas de las figuras sevillanas del flamenco actual.
Muy cerca, se encuentra la Tertulia Flamenca Don Cecilio de Triana, en la calle Pagés del Corro, en la que cada jueves hay una reunión de los que habitan el barrio en la que charlan sobre cantes de tonás y soleás.
Y salimos de este barrio sevillano (que da para mucho), para dirigirnos a la Alameda de Hércules, considerada uno de los sitios más bohemios de la ciudad. En su día, sus calles estuvieron plagadas de “colmaos” (pequeños establecimientos en los que poder tomar un vino y una tapa), como La Sacristía, Los Majarones o Casa Postigo. Un paseo por esta alameda (considerado el jardín público más antiguo de España y Europa) nos hará recordar a la Niña de los Peines o a Manolo Caracol.
Y cogemos el coche para desplazarnos hasta Utrera, en la que conoceremos a Bernarda y Fernanda, dos historias y leyendas del cante flamenco. Al igual que la saga de la familia Pinini, que crearon sus particulares cantiñas que tan conocidas de han hecho en todo aquel amante de este arte.
Con todo este germen, Utrera fue el pueblo en el que se creó el primer festival flamenco de la historia: el Potaje Gitano. Otros artistas de renombre, como Bambino, Curro de Utrera, Pepa de Benito o Enrique Montoya y familia, son también recordados con cariño en las calles de este rincón sevillano.
Y volvemos a saltar de municipio para irnos hasta Lebrija, conocida por su Caracolá, uno de los festivlaes emblemáticos del flamenco en Sevilla. Aquí, están muy presentes la figura de Diego el Lebrijano y Juaquinín de Lebrija, que son referentes de los flamencos actuales, como José Vargas, la Rumbilla, La Perrengue, el Lagaña y, por supuesto, Juan Peña el Lebrijano.
Este último, junto a Pedro Bacán (tocaor), Concha Vargas (bailaora), Miguel el Funi o Curro Malena, entre otros, siguen frecuentando los establecimientos más flamencos, como la peña Montaraz.
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