Hay elementos que los artistas utilizan en los espectáculos flamencos para dar más sentido, si cabe, a la actuación. Uno de estos complementos que encajan a la perfección en el baile flamenco es el bastón, una pieza que enriquece la coreografía, pero aporta mucho más.
Quizás sea el complemento que menos se asocie a este arte, pero todo amante del flamenco sabe que se trata de una herramienta muy útil para marcar los tiempos y el ritmo, sobre todo durante el aprendizaje del baile. Además, es una pieza que enriquece mucho la estética de una actuación flamenca
En la historia del baile flamenco, el bastón ha ocupado con frecuencia un lugar preferente, pero es un elemento que no ha sido ‘propiedad exclusiva’ de los bailaores o bailaoras, sino que también hay cantaores que han recurrido a este utensilio para acompañar su interpretación.
Si echamos un vistazo al pasado, la memoria de este arte nos regala instantáneas de cantaores sentados con un bastón en la mano, golpeando el suelo con intervalos pausados redondeando las coplas y cuadrando los tercios. Figuras como Chacón es un ejemplo de estos momentos. A este cantaor era habitual verle bastón en ristre mientras cantaba.
En cuanto al baile, Farruco ha sido un gran símbolo del uso de este complemento, aunque no ha sido el único bailaor que ha empleado este elemento darle brillo a sus interpretaciones.
El bastón tiene una serie de características que lo hacen un elemento idóneo para el flamenco. Su percusión impregna carácter de fuerza y compás a las coreografías. Podíamos considerarlo como un ‘metrónomo’ con el que el bailaor o bailaora puede desarrollar mucho dominio del tiempo.
Al acompañar el baile con un bastón, se trabaja diferentes matices del compás, contratiempos, acentuaciones, que les ayuda a reconocer sentidos nuevos. Resulta más fácil mantener el ritmo que se marque en la coreografía, aprendiendo a aguantar la claqueta del compás sin variar la velocidad. Esto hace que los artistas ganen seguridad en el uso de los tiempos y contratiempos.
Es un complemento muy agradecido para bailes como el martinete o la soleá por bulerías, pero también para otros palos flamencos en los que el artista no tenga acompañamiento de guitarra.
Su sonido y la estética que regala el manejo del bastón en el baile flamenco, son un regalo para la vista y el oído. El empleo de este complemento añade un encanto muy especial a cualquier actuación flamenca, imprimiéndole carácter, garra y fuerza.
Sin duda, vale la pena disfrutar de un espectáculo flamenco en el que el bailaor o bailaora acompañe la coreografía con este elemento. En El Palacio Andaluz, un espacio que conserva vivo el espíritu del flamenco más tradicional, se puede ver a los artistas usando el bastón en algunos momentos del show.
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