El zapateado flamenco es un elemento imprescindible para el baile, haciendo que el sonido del taconeo sea un ritmo más en la interpretación de un palo flamenco.
El baile flamenco incluye el zapateado como una parte de la interpretación del bailaor o bailaora. De hecho si hacemos un recorrido por la evolución de este arte, podemos observar como primero surgió el cante, después se sumó el acompañamiento con las palmas y la guitarra y, por último, se incorporó el baile, que inicialmente incluía solo el zapateado para posteriormente integrar los movimientos de los brazos y las manos, tal y como lo conocemos en la actualidad.
Digamos que el zapateado flamenco es la música que el artista hace con los pies, un ritmo que podemos comparar con un instrumento de percusión, y que se ha convertido en un elemento imprescindible en una actuación flamenca. En resumen, el taconeo es la combinación rítmica de sonidos que el bailaor o bailaora hace con la punta y el tacón de los pies sobre el tablao, todo un derroche de fuerza y pasión artística.
Con el tiempo y dada la aceptación y el éxito que tenía en el público, el zapateado flamenco se fue introduciendo en la mayoría de palos flamencos de baile. El éxito del taconeo ha sido tal que, hoy en día, es una técnica que está presente en todos los espectáculos flamencos e, incluso, en muchas actuaciones de danza española.
Su evolución ha sido tal que no solo forma parte de la interpretación del artista, sino que su importancia en esta expresión artística hace que el zapateado sea también un palo flamenco de baile, un estilo que pertenece al grupo de los polirítmicos, es decir, que durante su ejecución combina varios tipos de ritmos.
Si pensamos en el sonido que hace el tacón sobre el tablao, puede recordarnos al ritmo de los tambores de la música africana, algo que da pistas sobre las influencias multiculturales que tiene este arte.
La presencia del zapateado en el flamenco acredita el influjo de diferentes géneros musicales de países americanos como es el caso de los zapateados mexicanos, colombianos, cubanos o, incluso, el claqué norteamericano.
El zapateado de Cádiz fue uno de los primeros en surgir y las referencias históricas indican que fue la bailaora Josefa Vargas una de las pioneras del zapateado actual, un estilo cuyo origen se remonta al siglo XIX.
Todo apunta que los artistas de entonces adoptaron la riqueza de ritmos de los tanguillos al zapateado, dada la variedad de acentos, sincopas y contratiempos que posee este palo y su perfecta adecuación al taconeo de los bailaores.
Es una pieza que se suele bailar con pantalón, como otros palos, para que el público pueda ver bien los pies de los artistas durante su ejecución.
En el desarrollo del zapateado flamenco también ha influido las mejoras de los zapatos que se usan para el baile, a lo que se han incorporado clavos en el tacón y la puntera para mejorar el sonido durante la interpretación del artista.
En un show flamenco, el bailaor que zapatea es un percusionista más, que añade riqueza al palo que interpreta, creando el sonido con el tacón, la planta o la punta de su zapato de baile sobre el tablao flamenco.
Para disfrutar de un zapateado flamenco lo mejor es asistir a un espectáculo en directo. Es una experiencia muy recomendable porque de este modo se puede apreciar la dificultad que en ocasiones tiene la interpretación para el bailaor o bailaora y, además, se puede escuchar el sonido que produce el taconeo sobre el escenario.
En la función que se celebra cada día en El Palacio Andaluz, se puede ver cómo los artistas interpretan varios zapateados durante sus actuaciones y, además, se puede disfrutar de momentos únicos como el zapateado que interpreta Emilio Ramírez ‘El Duende’ sobre una mesa, tal y como se ve en este video.
Por tanto, si tienes intención de visitar Sevilla, toma nota de nuestra recomendación y acude a un espectáculo flamenco en directo para que puedas sentir la fuerza y pasión que tiene la interpretación de un buen zapateado.
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