Antes de hablar, Silvia Reina ya cantaba. «Esta niña tiene mucho compás», decía su padre cuando de pequeña seguía las bulerías de Camarón. Y lo tiene. Es cantaora de flamenco. Algo que no puede extrañarnos, si consultamos su árbol genealógico. Descendiente de cantaores flamencos del barrio de San Miguel, de Jerez de la Frontera, y Triana. Casi nada. Una herencia genética que permite a esta joven sevillana interpretar unas bulerías con tanta soltura.
Aunque se graduó en Trabajo Social y ejerció como tal, hace una década decidió formarse y dedicarse al flamenco de manera profesional. Para ella, Fernando Rodríguez, ha sido clave en su formación y trayectoria artística. Ganadora y finalista de varios concursos de cante flamenco, Silvia compagina su trabajo diario en el Tablao El Palacio Andaluz, con su faceta como compositora. Además, da clases de cante en la escuela que dirige, junto a su pareja, en Mairena del Aljarafe.
Admira a artistas de la talla de Fernanda y Bernarda, La Paquera de Jerez, Marelu de Badajoz, Porrina, Camarón, el Niño de la Huerta o la Niña de los Peines. Sueña con compartir escenario con Farruquito y ha tenido la oportunidad de cantar en diferentes países del mundo.
Continúa aprendiendo y trabajando cada día. El flamenco lo es todo para ella y no tiene palabras para explicar lo que «siento cuando canto». Una artista con una voz limpia y una tesitura amplia y alta. Una cantaora «elegante y salvaje». A Silvia Reina no hay que imaginársela, hay que verla cantar.
En esta entrevista, te invitamos a conocer un poco más a esta cantaora de flamenco que forma parte del elenco de artistas de El Palacio Andaluz.
Pregunta (P): ¿Quién es Silvia Reina?
Respuesta (R): Silvia Reina es una cantaora de flamenco que antes de hablar, cantaba. No tenía ni dos años, cuando ya apuntaba maneras y se me notaba que me iba la música y el arte. He cantado siempre, pero hace diez años decidí dedicarme profesionalmente a este mundo y me preocupé por formarme para estar preparada para ello.
(P): ¿Cuál ha sido esa formación?
(R): He crecido con música. Mi padre es músico y la música siempre ha estado presente en mi casa. Eso me ha ayudado en varios aspectos como ir ‘haciéndome el oído’.
No obstante, me gradué en Trabajo Social y ejercí en cuanto terminé la carrera. Una vez que comencé a trabajar, fue cuando decidí empezar a formarme y dedicarme profesionalmente a cantar.
Estudié durante seis meses en la Fundación Cristina Heeren. Después comencé a recibir clases de Fernando Rodríguez, a quien considero clave en mi formación y trayectoria profesional. Con él he aprendido hasta cuarenta palos flamencos.
También he asistido a varias master class con artistas relevantes como Encarnación Fernández, que es la mejor cantaora en cantes de levante; Angelita Montoya; o guitarraristas que saben mucho de cante como Antonio Carrión. Siento la necesidad de aprender siempre.
(P): Cuéntanos, Silvia, ¿cuál es tu vinculación con el flamenco y por qué formas parte de este mundo artístico?
(R): En mi familia hay muchos artistas, aunque no todos son profesionales, ni se dedican solo al flamenco. Por ejemplo, mi padre canta, toca el saxo y la guitarra, pero interpreta canciones de la movida madrileña y algo flamenco. Tengo una tía que sí canta flamenco, al igual que lo hacía mi abuelo…
Por parte paterna, tengo raíces del barrio de San Miguel, de Jerez de la Frontera, cantaores que se instalaron en Triana, donde también tengo familia que canta. Estos son mis puntales.
(P): Bueno, con estas credenciales… no nos extraña que seas cantaora de flamenco.
(R): Sí, la genética es que es muy fuerte. Hay un palo en el que siempre he demostrado tener mucha soltura que es la bulería, un estilo originario de Jerez y, además, uno de los más complicados de interpretar y al que los flamencos tienen mucho respeto.
Pues desde chiquitita, mi padre me ponía las bulerías de Camarón y yo hacía los trabalenguas al mismo tiempo. Decía, «esta niña tiene mucho compás». Era algo que me salía de manera natural.
(P): ¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional?
(R): Me considero una persona afortunada. Gracias al flamenco he viajado por todo el mundo. Le he cantado a la familia real de Baréin; he impartido clases en una importante escuela de Finlandia, que suele llevar a artistas de referencia y profesionales del flamenco; y he actuado en escenarios de diferentes países.
Además, he participado en las tres primeras ediciones del Festival Flamenco de Bormujos y en varios festivales en Cádiz o Francia, entre otros.
(P): ¿Has participado en algún concurso flamenco?
(R): Sí, en varios y tengo varios premios. Por ejemplo, quedé segunda en el Concurso de Cante Murcia Flamenca; gané el premio Soleá Apolá en el Concurso de Cante Flamenco para Jóvenes Ciudad de Morón; fui primera en el Concurso de Cante Flamenco ‘E.L.A. de Zahara de los Atunes’, el Concurso Nacional Cante Flamenco ‘Villa de Torrox’ y Concurso de Cante Flamenco Ciudad de Torremolinos.
He sido finalista dos años consecutivo en el concurso de cante flamenco de la peña ‘Curro de Utrera’ y también he sido finalista en el Concurso Nacional de Cante Flamenco Ciudad de Carmona.
Me siento muy orgullosa de estos reconocimientos que he conseguido, porque han sido en un periodo de tres años, pero el premio si no te lo tomas como un ‘empujón’ a tu carrera, realmente no sirve para nada. Es una manera de entrenarte a ti misma.
(P): ¿Compaginas el cante con algo más?
(R): Doy clases de cante en una escuela que tengo, junto a mi pareja que es guitarrista, en Mairena del Aljarafe. Decidí dar este paso porque quería facilitarle a otras personas mi método de trabajo para aprender a cantar cada palo. Es algo que nunca me había planteado, pero es una faceta que me gusta mucho y me va muy bien.
(P): ¿Has colaborado en algún espectáculo concreto?
(R): Sí, tuve la suerte de actuar junto a Gualberto García, quién colaboró con Camarón, y cantar la ‘Nana del Caballo Grande’, algo que para mi fue una experiencia muy importante. También he estrenado parte de mi espectáculo ‘De Sevilla al Sacromonte’, un proyecto que tengo en marcha porque estoy comenzando mi faceta como compositora.
En Navidad, estrené mi primer villancico en la Zambomba Flamenca de Lebrija, una ciudad que para mi es una raíz del flamenco muy viva y de la que me siento muy cercana.
(P): ¿Cómo es Silvia Reina como cantaora de flamenco?
(R): Hay una cosa que me dijeron una vez y me hizo mucha gracia. Una mujer de la Asociación Cultural «El Roete», con la que participo llevando el flamenco a los colegios, me definió como una «cantaora que tiene lo mismo de elegante que de salvaje».
Me llamó la atención porque creo que sí que me define. A mí me gusta ser completa, es decir, me harto de estudiar y de ver la técnica del palo para sentirme segura y a la hora de interpretar, soltarlo todo. Además, yo me considero una cantaora que, además de cantar, cuenta.
(P): ¿Qué importancia tiene la interpretación en el cante flamenco?
(R): El flamenco es un vínculo conductor de emociones, sentimientos y estados de ánimo. Eso hay que saber transmitirlo para que llegue al espectador. Pero es curioso lo que nos puede llegar a pasar a los artistas. A lo mejor estás cantando un palo triste, como puede ser las seguiriyas, y te das cuenta que está saliendo tan bien, que sientes alegría. Es algo maravilloso. Estás sacando tu dolor y te está produciendo una gran satisfacción.
El cante flamenco es lo más maravilloso del mundo
(P): Hablando de palos flamencos, ¿cuál es el que te gusta más interpretar?
(R): La verdad es que me gustan todos los palos porque cada uno me aporta algo diferente. Los fandangos me encantan y cantar por bulerías me hace sentir libre.
(P): ¿Quiénes son tus referentes artísticos?
(R): Muchísimos…. Me gusta mucho Fernanda y Bernarda, La Paquera de Jerez, Marelu de Badajoz, a quien dicen que me parezco mucho, el cante extremeño de Porrina, Camarón, el Niño de la Huerta, la Niña de los Peines…
(P): ¿Con quién te gustaría compartir escenario?
(R): Con Farruquito. Es algo que tengo que hacer.
(P): Y, ¿con quien lo has hecho y para ti ha sido una experiencia muy gratificante?
(R): Con cantaores como José Valencia, Antonio Reyes y el Perrate y con la bailaora Concha Vargas.
(P): El flamenco es para ti….
(R): Es una forma de vida, una manera de sentir, de expresarte, un sentimiento, una alegría, para mí el flamenco es mi vida.
(P): ¿Y el cante flamenco?
(R): Es lo más maravilloso del mundo. No sé explicarte lo que yo siento cuando canto.
(P): ¿Qué características tiene que tener para ti un buen/a cantaor/a de flamenco?
(R): Tienes que ser un buen aficionado o aficionada de este arte. Hay que preocuparse en aprender bien cada palo. Para mi el flamenco es algo intocable, donde no hay cabida para la desfachatez. No se puede interpretar un palo de cualquier manera. Hay que conocerlo bien y ya tu le imprimes tu sello personal.
(P): ¿A qué aspiras en tu carrera profesional?
(R): Me gustaría conocer todos los rincones del mundo cantando flamenco. Seguir dedicándome al cante plena y satisfecha y con la inquietud que tengo ahora.
(P): Silvia es más ¿cantaora para baile o solista?
(R): Estoy más enfocada en el ‘cante p’lante’ (con la guitarra y algunas palmas), pero en El Palacio Andaluz soy una cantaora para baile, porque como ya he dicho anteriormente, me gusta ser una artista completa.
(P): Como características, digamos más técnicas, ¿cómo te describirías?
(R): Me han dicho que tengo mezcla de muchos cantaores. Con todos los respetos, me han dicho que les recuerdo por la manera de colocar y la fuerza a La Paquera y por la hondura un poco de La Fernanda, que realmente son las fuentes de las que yo bebo.
En cuanto a mis cualidades, tengo una voz limpia, una tesitura alta y amplia, tengo bajos también.
(P): ¿Cómo es para una cantora subirse a diario a un tablao flamenco como este?
(R): Ante todo, el tablao es un templo sagrado para mi y hay que sentir siempre respeto. Aunque actúes todos los días, siempre hay algo nuevo. Cada público es diferente y cada día lo es también para ti.
(P): ¿Por qué recomiendas asistir al show flamenco de El Palacio Andaluz?
(R): Este espectáculo, pese a que tiene un guión marcado, siempre tiene momentos de sorpresa e improvisación. Se llama al ‘duende’ y eso deja algo en el público. Cada artista siempre aporta algo y eso es fundamental para el resultado final.
(P): ¿Qué vemos de Silvia Reina cada noche en este tablao flamenco?
(R): Todo, porque yo cuando subo a un escenario lo entrego todo, como si fuera la última vez.
Una prueba de la voz que tiene esta artista, en el siguiente video cantando, como no, por bulerías.
Si visitas Sevilla, no te pierdas el show flamenco diario que celebra El Palacio Andaluz.
© 2024 El Palacio Andaluz. Todos los derechos reservados.