¿Visitar Sevilla en 2 días? ¡Es posible! Si vienes a Sevilla a pasar el fin de semana, puedes llevarte lo mejor de la ciudad en tu maleta de vuelta.
La primavera es una de las mejores épocas para venir a ver la capital de Andalucía, sobre todo por su luz, los naranjos cargados de azahar y el ambiente que se respira en las calles, además de que no hace mucho calor. Incluso podrás conocer alguno de los dos momentos más importantes de la ciudad: la Semana Santa y la Feria de Abril, cuya preparación comienza mucho antes de la fecha de inicio, por lo que podrás respirar la Sevilla auténtica.
Lo ideal para conocer a fondo la ciudad es estar mínimo 3 días, ya que Sevilla es grande y abarca mucho, pero si solo has organizado el fin de semana, te proponemos un itinerario.
¿Preparado para conocer la ciudad?
Esta ruta comienza en el Barrio de Santa Cruz, al que te recomendamos dirigirte a primera hora de la mañana, tras un buen desayuno. Callejear por las calles de este barrio es un imprescindible, con sus calles estrechas, sus callejones llenos de historia y sus calles empedradas. Este barrio fue el antiguo barrio judío, que estuvo situado aquí hasta el siglo XIV. Tienes que hacer parada obligatoria en:
>> Opcional: También te recomendamos la Iglesia de Santa María la Blanca (con cuadros de Murillo y ¡mira hacia arriba cuando entres!), y el Hospital de los Venerables, hoy Iglesia de los Venerables, una construcción de estilo barroco que dio cobijo a sacerdotes pobres y ancianos en el siglo XVII.
Una vez has entrado ya en el centro histórico de Sevilla, el siguiente paso es la visita a la Catedral considerada el templo gótico más grande del mundo, está catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El conjunto monumental lo forman la Catedral y la Giralda, que es el campanario, por lo que puedes hacer la visita conjunta (eso sí, te advertimos de las 35 rampas que deberás subir).
Al salir, puedes reponer fuerzas en cualquiera de los bares de la zona y si es sentado, mejor, porque la siguiente parada es la visita grande del día: los Reales Alcázares. De camino, puedes ver por fuera el Archivo de Indias, que alberga toda la documentación sobre la administración de las colonias españolas, en total, unas 43.000 carpetas, que contienen 80 millones de páginas y unos 8.000 mapas (¡la entrada es gratuita!).
Y, justo al lado, se encuentra el Real Alcázar (o Reales Alcázares). Si quieres evitar la cola, tanto aquí como en la Catedral, puedes adquirir una visita guiada que te explicará todo sobre ambos lugares. Si prefieres hacerlo por libre, ve con suficiente tiempo a la cola, ya que suelen ser largas.
Además de deleitarte con los palacios, tómate un rato de relax por los jardines, ¡son una maravilla!
Cuando salgas, si has entrado a media mañana o un poco después, seguro que tendrás hambre, por lo que puedes dirigirte a tapear a los múltiples bares y tabernas de la zona. Una vez hayas terminado, dirígete hacia el río Guadalquivir, buscando la Torre del Oro.
Puedes optar por dar un agradable paseo en barco por el río, en el que podrás visitar Sevilla de otra forma.
>> Opcional: la Torre del Oro es muy bonita por fuera. Por dentro, alberga un Museo Naval que narra la historia naval de Sevilla. Si crees que te falta tiempo, te recomendamos saltarte la visita por dentro. Como curiosidad, su nombre viene porque antes se encontraba cubierta de azulejaos que, reflejados en el río, le daba un aspecto “dorado”.
Por la tarde, si te encuentras con fuerzas, puedes optar por visitar la Casa de Pilatos o el Palacio de Dueñas. Te contamos un poco sobre los dos sitios, para que elijas:
Y aquí acaba el primer día de visitar Sevilla. Ahora toca descansar y, si quieres dar un toque auténtico y único a este primer día, puedes acabar el día, con un espectáculo flamenco y cena en uno de los mejores tablaos flamencos de la capital andaluza: El Palacio Andaluz.
Contamos con dos espectáculos diarios, uno a las 19:00 y otro a las 21:30. ¡No te lo pierdas!
Comenzamos el segundo día de nuestra ruta para visitar Sevilla con un imprescindible: la Plaza de España.
Considerada por muchos como una de las plazas más bonitas del mundo, sus imponentes dimensiones te dejarán boquiabierto. Cuenta con 48 bancos cubiertos de azulejos que representan las provincias españolas (cuando se realiza la construcción, Canarias solo tenía una provincia y, además, Sevilla está representada en los murales, no tiene banco propio).
En la parte central se encuentra una gran fuente y, alrededor de la plaza, hay un canal con varios puentes, que puedes navegar mediante el alquiler de barcas.
Fue edificada para la Exposición Iberoamericana de 1929, convirtiéndose en un símbolo de la ciudad.
Una vez la hayas recorrido, puedes cruzar al Parque Mª Luisa (se encuentra pegado, se podría decir que la Plaza de España pertenece al parque). Este oasis verde es perfecto para dar un paseo e ir descubriendo sus propias plazas y monumentos.
Muchos deciden recorrerlo en bici (alquilándolas allí mismo, desde una a seis plazas) y pasar un rato divertido. Dirígete hacia Plaza América (dentro del parque), también conocida como “plaza de las palomas” (nada más llegar sabrás el por qué) y podrás visitar algunos de los dos museos que allí se encuentran, el Museo Arqueológico (cerrado por reformas hasta, aproximadamente, 2026) y el Museo de las Artes y Costumbres Populares.
Nos dirigimos hacia el centro de la ciudad, más concretamente hacia la Plaza del Salvador. Este lugar es un punto de encuentro para muchos sevillanos, ya que es una de las entradas al centro histórico de la ciudad y cuenta con bares en los que podrás tapear y tomar un refrigerio. Es parada obligatoria para sentirte un lugareño y disfrutar de una de las mejores costumbres sevillanas: el arte del tapeo.
Una vez acabes esta parada, dirígete paseando hasta las Setas de Sevilla o Metropol Parasol (su nombre oficial). En el camino te encontrarás numerosas tiendas, y es que esta la zona comercial por excelencia de Sevilla.
Cuando llegues a las Setas estarás delante de uno de los monumentos más controvertidos ya que es un derroche de modernidad en una zona plagada de edificios y monumentos históricos. Sin embargo, al margen de todo esto, en su parte más alta se encuentra uno de los mejores miradores del skyline sevillano, con vistas panorámicas de 360º (consejo: si puedes ver el atardecer, te quedarás ¡alucinado!).
Una vez bajes (o al revés), puedes visitar el Antiquarium, un espacio subterráneo arqueológico que alberga vestigios romanos, visigodos e islámico.
Y salimos de aquí para dirigirnos hacia la Plaza del Museo en la que encontraremos, valga la redundancia, el Museo de Bellas Artes. Merece la pena hacer un alto y entrar a verlo, ya que es la segunda pinacoteca más grande de España (por detrás del Museo del Prado, en Madrid).
Además, su entrada es gratuita para ciudadanos de la Unión Europea y de tan solo 1,50 euros para los que no lo son.
Y acabamos el día en la Alameda de Hércules, a tan solo 15 minutos del museo. Esta zona cuenta con bares de estilo desenfadado que le han hecho ser una de las zonas de marcha de Sevilla. El sitio perfecto para acabar y poner punto final a esta jornada de visitar Sevilla.
Como habrás podido ver, Sevilla es una ciudad que tiene mucho que ofrecer. Si quieres recomendaciones de tours y visitas guiadas, entra en Inside Sevilla. ¡Visitar Sevilla nunca ha sido tan fácil!
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