El flamenco es un arte cargado de emociones, unas emociones que se percibe desde las letras de las canciones hasta la interpretación de los artistas. Ejemplos de cómo los sentimientos están presentes en este arte andaluz encontramos, incluso, en la denominación que se les da a algunos palos del flamenco: Alegrías y Soleá. Solo con el nombre, podemos percibir qué clase de sentimientos transmite cada uno de estos estilos, ¿verdad?
Alegrías y Soleá son dos cantes para acompañar al baile importantes en el flamenco. Si te apetece conocer más sobre su origen, su historia y los elementos que caracterizan a estos palos del flamenco, te invitamos a que sigas leyendo este artículo.
Para entender qué son los palos del flamenco, es conveniente recordar los cuatro elementos básicos que dan vida a este arte que son el cante, el baile, el toque o guitarra y los palos.
El cante es la esencia del flamenco, de hecho el flamenco en su origen era sólo cante, podemos definirlo como la interpretación vocal de los ‘cantaores’, es decir, la voz. Teniendo en cuenta esto, los palos son las diferentes variedades de cante flamenco que existen.
Existen más de cincuenta palos del flamenco, que digamos son cada uno de los estilos de cante que hay, que se agrupan en función de una serie de características como su procedencia, el compás o si van acompañados o no de baile o guitarra, entre otras. La división tradicional distingue entre los cantes básicos, los fandangos y sus derivados y, por último, aquellos palos del flamenco que tienen influencias regionales o americanas.
Otra cosa a tener en cuenta es que para entenderlos es importante saber que cada palo flamenco tiene una estructura determinada, con una parte fija y otra variable, que es el espacio en el que los artistas se dejan llevar por la improvisación, algo de lo que se puede disfrutar en un show flamenco en vivo.
Y, entre estos muchos cantes, ¿cuál fue el primer palo flamenco? El fandango, que desde el siglo XVII, era el más conocido en España. Un estilo que ha evolucionado en el tiempo con la incorporación de instrumentos como la bandola o el acompañamiento del baile, algo que ha provocado la creación de otros palos del flamenco como las malagueñas, la granaína, el taranto o la jaberas, entre otros.
Otros palos del flamenco surgieron de hacer cambios a las letras y la música, como ocurrió con la caña, las tonás o el polo. También influyó en el nacimiento de nuevos estilos la incorporación de la guitarra, que impulsó el nacimiento de nuevos palos con más ritmo y adaptados al baile flamenco, como es el caso de las bulerías, los jaleos, tangos y tientos.
La evolución del jaleo llevó a la creación de diferentes variantes entre las que se encuentra la Soleá o Soleares, siendo La Andonda la primera cantaora de soleares reconocida por la tradición flamenca.
Las influencias multiculturales han sido claves en la evolución del flamenco y esto es algo que se aprecia también en los palos de flamenco. En los grandes puertos andaluces de Málaga, Sevilla y Cádiz, los tangos y los tientos se desarrollaron con una gran influencia de la música negra americana. En la ciudad gaditana nació el grupo de las cantiñas, cuyo palo central y uno de los más conocidos es las Alegrías.
Aunque la Soleá no es el palo flamenco más antiguo, sí es el estilo que mejor ha conservado los valores y calidades del arte jondo: por su compás (combinación de un 6/8 y un 3/4); su tonalidad y su melodía.
Es uno de los más palos más bailados y emblemáticos del flamenco y, dadas sus características, se adapta muy bien interpretación de las bailaoras flamencas, dado que invita a realizar contoneos de cadera, quiebros de cintura y movimientos de los brazos más propios de las mujeres.
Al cante por Soleá le acompaña la guitarra y las palmas. Las letras más cantadas de las soleares hacen referencia a lugares de América como La Habana o la Puebla. En una tanda de soleares, las letras no tienen que ver mucho entre sí, porque abordan diferentes temáticas y el cantaor puede hacer un recorrido por la variedad sentimental de este palo durante su interpretación.
Podíamos decir que una soleá se estructura de la siguiente manera: introducción de guitarra, ayeo de salida (la interpretación del ‘ay ay ay’ del cantante); cante de preparación, cante valiente y remate, con falsetas intercaladas durante la interpretación de las diferentes letras (la falseta es la parte de la música que el guitarrista improvisa).
Como su propio nombre indica, Alegrías es un palo de fiesta y alborozo. Un estilo ligero, alegre y sensual, que pertenece también a los cantes de baile, y cuya melodía incita al baile. Su compás es el mismo que el de la Soleá, pero va más rápido.
Pertenece al género de las cantiñas y es el contrapunto idóneo a la soleá. En cuanto a la estructura del baile consta de entrada, paseo, silencio, castellana y escobilla (momento del baile con zapateado), para concluir con un desplante (gesto altivo del bailaor o bailaora ante el público para terminar la actuación).
El origen de las alegrías se sitúan en Cádiz, a principios del siglo XIX. El nacimiento de este palo flamenco fue fruto de la convivencia de aragoneses y gaditanos, durante la invasión francesa. Del intercambio cultural nació la ‘jota de Cádiz’ que se aflamencó, con la influencia el ritmo de la soleá, y dió como resultado las alegrías. De ahí que muchas de las letras de este palo, hagan referencia a episodios de la lucha contra los franceses.
Si hay algo que caracteriza y que hace reconocible este palo flamenco es el ‘tiritrán tran tran’ con el que se inicia el cante, una expresión que se atribuye al gaditano Ignacio Ezpeleta y a Enrique Butrón, quien fijó la forma flamenca de este cante.
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