Para disfrutar de un espectáculo flamenco, lo más recomendable es visitar un tablao flamenco. El ambiente que se genera y la cercanía con los artistas hacen que estos espacios sean especiales para ver un show en vivo. Mantienen vivo el espíritu de este arte, acogiendo a diario actuaciones de cante y baile flamenco para el deleite de los asistentes.
Tablaos existen en diferentes rincones del mundo, pero Andalucía es todo un referente de esta tradición flamenca. Es en esta región, donde encontramos el origen del tablao flamenco que, aunque parezca que siempre ha existido, la realidad es bien distinta. Buceemos en la historia de estos emblemáticos locales.
Los tablaos tienen su auge a mediados del siglo XIX con la evolución de los cafés cantantes. Conocidos también como “Catedrales del Duende”, el papel del tablao flamenco ha sido determinante para la evolución y popularización del arte flamenco.
La combinación de la música y el baile andaluz dio origen al género artístico que hoy es tan conocido, un arte que cuenta con las influencias y aportaciones de diferentes culturas, entre las que destaca la gitana, aunque no ha sido la única.
En un principio, las actuaciones de cante y baile flamenco se llevaban a cabo en fiestas o celebraciones privadas. El surgimiento de los cafés cantantes fue crucial para dar visibilidad al arte flamenco, ya que fueron las primeras salas a las que acudía público para ver actuar en directo a los artistas flamencos.
Y si te preguntas cómo eran aquellos primitivos cafés cantantes, solo vas a necesitar un poco de imaginación para encontrar la respuesta. Piensa en un amplio salón, con elementos decorativos y sillas y mesas para el público. En el centro de la sala se instalaba una tabla, el tablao, donde se subían los artistas para la actuación. Algo muy parecido a los locales que existen ahora.
Aquellos primeros café cantantes surgieron en la denominada Edad de Oro del Flamenco, una época comprendida entre 1860 y 1919. ¿Por qué se conoce así a este periodo? Porque fueron años en los que el arte flamenco evolucionó en todas sus facetas, tanto en el baile, el cante como en la música. Esta época fue también muy importante para fijar los estilos y formas del arte flamenco, tal y como se conoce hoy en día.
En la Edad de Oro del Flamenco, el baile fue, sin duda, el más beneficiado. Si al principio, el cante copaba las actuaciones, poco a poco el baile se convirtió en el máximo atractivo para los asistentes a estos antiguos cafés cantantes. La pasión de los bailaores sobre el escenario era algo que no pasaba desapercibido para el público, motivo por el cual el baile comenzó a restarle protagonismo al cante.
La guitarra fue otro elemento que evolucionó y ganó visibilidad. Se convirtió en el acompañamiento clave para el cante y el baile en aquella época. Ahora sería inimaginable pensar en un espectáculo flamenco en el que no esté presente este instrumento, pero en su origen al cante solo le acompañaban las palmas.
Otro hito importante, que influyó en la evolución de los tablaos fue el surgimiento de las escuelas de flamenco de Cádiz, Jerez de la Frontera y la del barrio de Triana en Sevilla. Estas escuelas fueron vitales para el baile flamenco, al que impulsaron de tal manera que comenzó a diferenciarse y destacar entre otros bailes españoles.
Por tanto, en esta primera etapa, el mundo flamenco evolucionó de tal manera que consiguió pasar de un arte de minorías a un arte abierto al público.
Otra época también de interés en la evolución de este arte, fue la comprendida entre 1910 a 1955. Conocida como la de la Ópera Flamenca, esta etapa está marcada por la irrupción de grandes cantaores flamencos, quienes impulsaron esta faceta flamenca en todos sus estilos, desde los cantes de ida y vuelta a los fandangos, que alcanzaron gran protagonismo, convirtiendo a la guitarra en el acompañamiento indispensable para cualquier actuación de cante flamenco.
A partir de 1955, la evolución del tablao flamenco ya es imparable, erigiéndose Andalucía como la capital y cuna del flamenco, por el número de locales que surgieron y la frecuencia con las que se celebraban estas actuaciones. Pero el arte flamenco, dio el salto fuera de las fronteras andaluzas y surgieron tablaos por otros puntos de España, como Madrid y Barcelona, entre otros.
En los años 60, estos locales se convirtieron en centros de ocio cultural frecuentados por personalidades del mundo de la política y la farándula. Su auge fue tal, que el tablao flamenco convirtió en un atractivo turístico más, al que sucumbieron también grandes estrellas de Hollywood durante en su visita a España.
Durante este, digamos ‘boom’ de los tablaos, surgieron grandes artistas flamencos del cante, el baile y la guitarra, como fue el caso de los cantaores Camarón de la Isla y Enrique Morente; los bailaores Farruco y Matilde Coral; o el guitarrista Paco de Lucía, entre otros muchos artistas.
En la actualidad, el flamenco es un arte universal y reconocido en cualquier parte del mundo. Los tablaos flamencos continúan siendo las ‘catedrales del duende’, que preservan este arte con espectáculos diarios de cante, baile y guitarra en vivo.
Aunque existen muchos locales de este tipo en diferentes rincones del mundo, hay lugares en los quese hace imprescindible acudir a un tablao flamenco. Es el caso de Sevilla, una ciudad que mantiene desde el siglo XVIII un idilio con este arte. Aquí surgieron los primeros cafés cantantes, de los que hoy son herederos directos los tablaos que salpican la capital andaluza.
Entre ellos destaca El Palacio Andaluz, un emblemático edificio cuyo interior guarda la estética de los antiguos cafés cantantes sevillanos, con espacios decorados con estilo y sello andaluz. Un lugar idóneo par disfrutar de un espectáculo flamenco, mientras tomas una copa o degustas una cena.
Por tanto, si quieres sentir el arte flamenco en toda su esencia, sigue nuestra recomendación y visita un tablao flamenco. Vivirás una experiencia única. ¡Que no te la cuenten!
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