El flamenco en Sevilla es una parte de su cultura, historia y tradición. La capital hispalense ha sido (y es) cuna de grandes bailaoras de renombre, que han dejado una huella indeleble en el arte flamenco.
Desde las corralas, antiguas casas de vecinos con un patio interior en el que se hacía la vida cotidiana, e incluso se celebraban fiestas de todo tipo con el flamenco como protagonista; hasta los actuales tablaos flamencos, que muestran en su espectáculo un recorrido por los palos flamencos más tradicionales a través de la destreza de sus artistas.
En toda la historia de este arte, las bailaoras han jugado un papel fundamental, dando vida al flamenco con los pasos, el movimiento de las batas de cola y los volantes de los trajes y acompañando al cante. Aunque ha habido muchas, destacamos algunas de las artistas que han pasado a la historia y cuentan con reconocimiento nacional e internacional.
Presentamos a algunas bailaoras que han conseguido crear un estilo propio a través de su baile y su arte. ¡Dentro listado!
Matilde Corrales González, más conocida como Matilde Coral, nacida en Triana en 1935, es una de las grandes bailaoras del flamenco en Sevilla. Fue alumna de Adelita Domingo, Pastora Imperio y Eloísa Albéniz (madre).
Su estilo elegante y su técnica depurada la han convertido en un referente del baile por sevillanas, además de otros palos flamencos.
Sus inicios fueron en el conocido cortijo El Guajiro (Sevilla), en el que conoció a su futuro marido, el también bailaor Rafael El Negro. Paseó su arte por diferentes tablaos flamencos, así como por otros países con distintas compañías de baile.
Además, fue profesora en el Conservatorio de Arte Dramático y Danza de Córdoba, siendo maestra de muchas generaciones de bailaoras. También fue una de las pioneras y colaboradora de la Bienal de Flamenco de Sevilla, que se sigue llevando a cabo cada otoño en la ciudad.
Ha recibido numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, en la que también ha dado diferentes charlas sobre este arte y ha participado en películas, como Sevillanas y Flamenco, de Carlos Saura.
Conocida como «La Diosa del Flamenco», Manuela nació en Sevilla en 1958, más concretamente en el Tejado del Moro, en el barrio trianero. Es hija del bailaor José Carrasco «El Sordo» y de Cipriana Salazar Heredia, emparentada con la familia de Los Camborios.
Su estilo es visceral y poderoso, y es conocida por su profunda interpretación y su conexión con el cante y el toque flamenco. Manuela no tuvo profesores de baile profesionales, se formó de manera autodidacta teniendo como referencia a su familia. Ha pisado diferentes tablaos flamencos de la Costa del Sol, de Sevilla y de Madrid, además de realizar una gira por Europa con la compañía de Curro Vélez.
El año 1974 fue el de su consagración, tras logar el triunfo en la Reunión de Cante Jondo, de La Puebla de Cazalla, la consecución del Premio Nacional Pastora Imperio en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, y el de la Cátedra de Flamencología. Ese mismo año interviene también en el espectáculo Gitano, en el Teatro Monumental de Madrid, junto a Camarón de la Isla, Pansequito y El Lebrijano.
Manuela se ha consolidado como una de las grandes figuras del flamenco contemporáneo y ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera artística.
Pastora Galván nace en Sevilla en 1980. Su apellido no deja lugar a dudas: es hija del bailaor José Galván y hermana del también famoso bailaor Israel Galván. Pastora es conocida por su estilo innovador y su capacidad para fusionar lo tradicional con lo moderno, motivo que le ha valido para recibir numerosos galardones y ser considerada una de las bailaoras del flamenco en Sevilla más destacadas de su generación.
Pastora cursó la carrera de Danza Española en el Conservatorio de Sevilla entre 1990 y 1998, periodo en el que ya comenzó a realizar sus primeros trabajos profesionales, entre ellos, la gira por EEUU con la Compañía de Teatro Flamenco de San Francisco.
A su vuelta, además de trabajar en varios tablaos, colaboró en numerosas obras y películas.
Adela Campallo nace en Sevilla en 1977, en una familia con gran tradición flamenca. Con tan solo 9 años debuta delante de artistas de renombre, de la talla de Lola Flores, entre otros.
Se ha formado con grandes maestros del flamenco, como José Galván o Manolo Marín, y también de otras figuras como Antonio canales, Manuela Carrasco, Javier Barón y su propio hermano, Rafael Campallo.
Con 15 años Campallo viaja a Japón con sus hermanos, bailando en tablaos flamencos de allí y dando cursos en todas las academias de Tokio y otras ciudades cercanas. derrochando talento y calando en sus alumnos, incluso en los de corta edad.
A su regreso a Sevilla en 1992 forma parte de la compañía de Manuela Carrasco en el espectáculo “la diosa”, bailando en los más prestigiosos teatros y festivales de flamenco del momento. Desde entonces, ha pasado por los tablaos flamencos más importantes de la capital hispalense, de Barcelona, Madrid y, por supuesto, Japón.
Es una destacada bailaora de flamenco en Sevilla y su baile se caracteriza por su fuerza, elegancia y precisión técnica.
Estas bailaoras de flamenco no solo han contribuido a la riqueza del flamenco en Sevilla, sino que han llevado su baile todos los rincones internacionales, demostrando la vitalidad, la fuerza y la garra de este arte que traspasa fronteras.
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