La farruca es uno de los palos flamencos más recientes y se comenzó a popularizar en la primera mitad del siglo XX. Tal vez sea uno de los estilos menos conocidos para el público general. Como ocurre con algunos aspectos de este arte, su historia y origen no está muy claro, existiendo varias corrientes sobre cómo surgió y su procedencia.
Por un lado, hay quienes indican que la farruca deriva de alguna tonadilla teatral o variantes compuestas para zarzuela. Es el caso del sainete lírico, ‘Alma de Dios’, que compuso José Serrano en 1907 y en el que incluía una farruca.
Mientras, otras fuentes sitúan a este estilo como un cante de origen gallego-asturiano. Esta conexión de la farruca con Galicia se basa en que algunas de las coplas hacen alusión a esta tierra y, además, la melodía descendente que se realiza sobre la vocal ‘a’, al final de cada copla y para terminar el cante, guarda también esa relación gallega-asturiana.
El uso de la expresión «con el tran-tran-tran-tran-treiro» con el que se comienza el cante, también es otro factor que puede llevarnos a emparentar la farruca con Galicia. Sin embargo, este palo flamenco posee muchos elementos musicales de otros estilos como los tangos.
En cuanto a la denominación de este palo flamenco, también existen varias opiniones. Algunos autores apunta que es el término con el que en Andalucía se llamaba a los gallegos y asturianos que emigraban. Por otro lado, ‘Farrucos’ es el modo de llamar a los ‘Franciscos’ en tierras andaluzas.
Si consultamos el origen etimológico de la palabra farruca, encontramos que procede del árabe ‘faruq’, cuyo significado es «valiente».
En cuanto al origen de la farruca, hay un momento histórico que es clave para el nacimiento de la misma. En el siglo XIX, hubo una gran oleada de gallegos que emigraron al continente americano. En aquel momento, surgieron estos cantes inspirados en la ‘morriña’ por el amor ausente.
Teniendo en cuenta la conexión planteada, más que hablar de que es un estilo de origen gallego, podemos decir que la farruca es un palo flamenco ‘agallegado’.
De hecho,la farruca comenzó formar parte del flamenco en Sevilla con la llegada de Manuel Torre a la ciudad en 1887. Cantaores conocidos como El Mochuelo, Manuel Pavón y Pepe Marchena han sido algunos de los artistas que incorporaron este estilo flamenco a su repertorio habitual.
En cuanto a la guitarra, la farruca fue cultivada por maestros de la talla de Niño Ricardo, Luis Marvillas, Sabicas, Ramón Montoya, Niño Miguel, Manolo Sanlúcar o Paco de Lucía.
No fue hasta principios del siglo XX, cuando se incorporó el baile, momento en el que se consolida la farruca como palo flamenco por derecho.
La farruca se caracteriza por la expresión con la que se inicia el cante con varias tonadas propias de este género flamenco. Se canta sobre una copla de 4 versos octosílabos, que riman segundo y cuarto. El ostinato en la introducción de guitarra recuerda al de los tanguillos de Cádiz y el garrotín. El ritmo binario del toque es entrecortado, al estilo del tango argentino o el pasodoble español. Se canta sobre una copla de 4 versos octosílabos que riman segundo y cuarto.
En cuanto al baile, se caracteriza por la forma de elevar los brazos, así como la templanza y el control de los marcajes. Es un estilo de carácter sobrio, elegante y cuya fuerza está marcada por el zapateado, lleno de contratiempos y cambios de ritmo.
Se atribuye al Faíco, la adaptación flamenca de este baile. La creó en 1908, sobre la música de Ramón Montoya, logrando extraer del ritmo de la farruca, el garrotín y los tangos, pasos y taconeos poco usuales en la época.
La manera con la que este bailaor trianero interpretaba la farruca conquistó al público de Madrid y Barcelona, donde comenzó a ser uno de los palos más solicitados en los espectáculos, que se celebraban en los tablaos de principios del siglo XX.
La farruca es un baile más interpretado por hombres que por mujeres, aunque Tía Juana, la Faraona, María de Albaicín o Rafaela la Tanguera fueron la réplica femenina de este estilo. Se baila siempre con pantalones para resaltar el zapateado que tanto lo caracteriza. Se ejecuta en un espacio reducido y se acompaña con pitos (chasquidos de los dedos).
En la actualidad, la farruca es un estilo más de baile y guitarra que de cante. Sin embargo, se puede escuchar en actuaciones que acompañan al baile o en los espectáculos flamencos que se celebran en los tablaos.
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