No es la primera vez que tratamos el tema del baile flamenco en nuestro blog, aunque hasta el momento no nos habíamos detenido en uno de los aspectos más significativos de su ejecución: la diferencia que existe entre el baile del hombre y el de la mujer. ¿Te has fijado en que aunque bailen el mismo palo, no lo hacen exactamente igual?
Estas diferencias se aprecian a nivel expresivo, es decir, durante la interpretación del baile flamenco, porque la técnica que adquiere el bailaor y la bailaora durante el proceso de aprendizaje es la misma, lo que ocurre es que cuando bailan, lo hacen ligeramente distinto, ¿verdad?
El baile flamenco, al igual que la danza en general, ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y, es cierto que antiguamente era más significativa la diferencia entre el modo de bailar de la mujer con la sobriedad del hombre. En la actualidad, estas líneas no están tan marcadas, aunque siguen apreciándose características propias de uno y otro baile.
Ambas formas de bailar tienen aspectos que los diferencia, pero también cuentan con otros que son comunes, como por ejemplo:
Las torsiones de cuerpo son esos movimientos que hacen los bailaores en los que el torso mira para un lado y las piernas para otro. Son movimientos, que exigen fuerza, pero que embellecen el baile.
Otros movimientos que son comunes al hombre y la mujer son los rápidos y de pellizo, es decir, esos que son como una especie de arrebato, que se producen por ejemplo, cuando se remata una letra, o cuando hay un cierre. Son esos momentos que arrancan el «ole» del público y, que en ocasiones, no se pueden describir con palabras.
Si acudes a un espectáculo flamenco, la diferencia más significativa y que salta a la vista es la vestimenta. La mujer, con vestido, falda o bata de cola, y el hombre con pantalón y camisa. Esto es obvio. Veamos otros detalles, que también son evidentes, pero que pueden pasar desapercibidos para quien ve una actuación flamenca por primera vez.
Si nos fijamos en la actitud o manera que tiene uno y otro a la hora de bailar, la mujer utiliza más las caderas, se agacha un poco más, eleva más la cintura y juega con la sensualidad del pecho y el balanceo de los brazos. En cambio, el hombre tiene más fuerza en las piernas, más firmeza, baila más en el suelo, utilizando sus brazos de un modo más recto que la mujer.
En cuanto al movimiento de manos, las bailaoras y los bailaores lo hacen de modo diferente. En el caso de la mujer, el movimiento se realiza separando los dedos, con un juego de estos en diferentes direcciones, metiendo el dedo corazón hacia dentro y abriendo los dedos con un giro muy suave de muñeca. Las manos por sí solas transmiten un encanto especial al baile.
Si nos fijamos en cómo lo hace el hombre, comprobaremos como, al contrario que la mujer, no abre los dedos, los tiene ligeramente juntos y suelen moverse de dentro hacia fuera, con más intensidad y energía en el giro de la muñeca.
En el caso de los giros, la vuelta quebrada es una de las más utilizadas por las mujeres. Lo hacen así para poder mover el vestido o falda, porque mientras giran provocan el movimiento del traje. Sin embargo, los hombres recurren a la vuelta de tacón, un giro que tiene mucha fuerza y con el que eleva mucho su cuerpo.
Hemos hecho un repaso de los rasgos comunes y las diferencias del baile flamenco del hombre y la mujer, veamos ahora qué movimientos y actitudes caracterizan a uno y a otro.
El baile de la mujer se caracteriza por realizar movimientos cerrados, dirigiéndose más al centro del cuerpo que al exterior, adoptando forma de balanceo y de vaivén. Estos movimientos de balanceo, se utilizan mucho en las «falsetas», que son esos momentos en los que la bailaora reposa el baile.
Si hay algo que identifica el baile de la mujer, son los movimientos que realiza con el cuerpo de manera elegante, delicada y con un gran poder de seducción. El tronco se inclina en todas las direcciones, acompañándolo con el suave movimiento de caderas. Pero es también muy característico el movimiento rápido de hombros, que tanto se utiliza para rematar otros movimientos.
Si tuviéramos que definir con una sola palabra los movimientos y actitudes que caracterizan el baile del hombre en el flamenco, la más adecuada sería sobriedad. El baile del hombre es sobrio, con especial atención al movimiento de brazos y cabeza que hace durante su ejecución.
Al contrario que las mujeres, el movimiento de tronco del hombre no es tan pronunciado y solo lo mueve hacia delante o hacia atrás. Las caderas tampoco se contonean, pero sí le dan especial importancia al zapateado.
Sin duda, lo mejor para poner en práctica estos conocimientos es asistir a un espectáculo flamenco en directo y ver cómo unos y otros ejecutan cada palo flamenco. En El Palacio Andaluz, te invitamos a que compruebes estas diferencias durante la interpretación del baile flamenco de las mujeres y hombres que participan en nuestros shows diarios.
Verás como se mueven y, sobre todo, el arte que tienen. Si visitas Sevilla, no dudes en hacer tu reserva online para no perderte un espectáculo flamenco único en Andalucía. Comprueba cómo el es baile flamenco del hombre y la mujer en primera persona. ¡Te esperamos!
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