Pocos trajes regionales son tan reconocibles como el traje de flamenca o vestido de gitana (como se llama popularmente). Esta indumentaria refleja la seña de identidad de la cultura andaluza, una vestimenta que está presente en las fiestas tradicionales y romerías que se celebran en Andalucía.
El traje de flamenca es también la prenda que usan las bailaoras de flamenco en sus actuaciones, además de ser uno de los elementos más característicos y vistosos de este arte universal.
De hecho, una curiosidad es que es el único traje regional español que evoluciona en el tiempo, convirtiéndose en todo un referente de la cultura española y un icono de moda, ya que, cada año, el traje de flamenca se reinventa con nuevos materiales, complementos o estampados.
Aunque en la actualidad el vestido de gitana ha traspasado fronteras y es una indumentaria que han lucido mujeres de todo el mundo, el origen de este traje es humilde. Sus raíces están en Andalucía, ya que es el ropaje que usaban las trabajadoras del campo y las que asistían a las antiguas ferias de ganado durante finales del siglo XIX y principios del XX. Esta bata de volantes era muy cómoda y fresca, lo que la hacía perfecta para la realización de faenas.
Estas mujeres tenían la costumbre de añadir a la bata, volantes, bordados y colores, unas confecciones que, curiosamente, no pasaron desapercibidas para las señoras de la alta sociedad de aquella época. Esto hizo que fueran muchas las que empezaran a elaborarse trajes con estos elementos, sobre todo a partir de 1847, cuando empezó a popularizarse el traje de flamenca.
En ese año, con motivo de la Feria de Abril del ganado que se celebraba en Sevilla (de ahí que cada año se siga haciendo en esta fecha), muchas mujeres, sobre todo de etnia gitana, acompañaron a sus maridos y usaban estos peculiares atuendos para lucirse en el evento. Lo que en principio empezó siendo una feria de ganado, con el tiempo se convirtió en un encuentro para la fiesta y el ocio y aquellas batas con volantes, lunares y bordados, se transformaron en objeto de atracción para las señoras de alta sociedad.
Poco a poco, el vestido que usaban las gitanas se convirtió en el traje ‘oficial’ para asistir a la feria. Fue a partir de 1929, durante la Exposición Iberoamericana, cuando su uso se ‘oficializó’, gracias también a la profesionalización del flamenco, que tomó este atuendo como propio.
Pero no sólo se convirtió en la vestimenta oficial para asistir a la feria de Sevilla, sino que el uso del traje de flamenca traspasó fronteras y también comenzó a formar parte de la moda, evolucionando y adaptándose a los tiempos, aunque manteniendo siempre una serie de características fieles a su origen. Una prueba de ello es la existencia de la pasarela SIMOF, el Salón Internacional de la Moda Flamenca, en el que se puede ver un adelanto de lo que será tendencia en el Real.
Se trata de un vestido largo, que suele tener un marcado escote en pico, redondo o cuadrado, ciñéndose en el talle para luego abrirse en la cadera y llegar hasta los tobillos. Se adorna con volantes en la falda y en las mangas. Suelen llevar colores alegres y el estampado más típico es de lunares, aunque también los hay lisos.
El origen de este estampado no está relacionado directamente con la historia del traje de gitana, aunque más adelante verás la correlación. Conocidos también como “topos”, los primeros lunares aparecieron en el siglo XVIII, de casualidad, ya que fue un error de estampación.
El efecto, estos círculos sobre sobre un fondo a color, creó un contraste que no gustó mucho a los modistas de la época, por lo que vendieron estas telas a un precio muy bajo para poder deshacerse de ellas cuanto antes. Esto hizo que, sobre todo, las personas más humildes la adquirieran, confeccionándose con ellas sus atuendos, entre ellos, la bata de las mujeres que acudían a las ferias de ganado (de ahí su relación directa con el que sería el futuro del traje de flamenca).
Así, un estampado que empezó siendo desechado, se ha convertido en seña de identidad de uno de los vestidos más conocidos tanto dentro como fuera de Andalucía y, por ello, del flamenco. De tamaño maxi o mini, en diferentes combinaciones de colores, e incluso en los complementos, el lunar se ha coronado como seña de identidad en el traje de flamenca.
Cuando una mujer se viste de flamenca lo habitual es que se recoja el cabello en un moño, adornándolo con una serie de complementos que son imprescindibles para lucir bien el vestido, como la peineta, los peinecillos o la flor. El mantón, los pendientes, los collares o las pulseras son otros elementos fundamentales que acompañan al traje de flamenca, además de los zapatos de tacón o el abanico.
La popularidad del traje de flamenca es tal que, hoy en día, se puede elegir entre una amplia gama de vestidos y complementos. Es la indumentaria habitual que lucen las mujeres en las ferias y romerías que se celebran en Andalucía, pero también es una vestimenta que se lleva en ocasiones o eventos especiales.
Existen muchos tipos de vestidos en función de la utilidad. En los espectáculos flamencos, suelen aparecer las bailaoras con vestidos y faldas flamencas, con cola y sin cola, dependiendo del tipo de baile que interprete.
Ver cómo una artista mueve la falda o el traje flamenco durante el baile es una auténtica maravilla, sobre todo, cuando le acompaña un cantaor y una guitarra en directo.
Durante el show que se interpreta en El Palacio Andaluz, nuestro público puede ver los diferentes tipos de vestidos que usan nuestras artistas para la interpretación de los diferentes palos flamencos. Y, ¿cómo lo mueven? ¡Tienes que verlo!
Si tienes pensado visitar Sevilla, toma nota de nuestra propuesta y ven a ver una de las actuaciones que celebramos todos los días en nuestro tablao flamenco en Sevilla. Un espectáculo que es único en Andalucía y en el que podrás disfrutar de un icono de la cultura andaluza y española: el traje de flamenca.
Además, no te pierdas nuestro nuevo Museo del Traje de Flamenca, un espacio expositivo en el que podrás ver un recorrido por la historia de esta mítica vestimenta andaluza.
¡Te esperamos!
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